¡Por qué no tiene mas horas el día para terminar esta entrega!, ¡No me alcanza el tiempo!, ¡Tengo muchas de cosas que hacer!, ¡Llegaré tarde a casa!, ¡No voy a salir a tiempo con esto! Seguramente hemos hecho estas exclamaciones en mas de una ocasión a causa del estrés por nuestras obligaciones y compromisos en nuestra empresa, pero ¿En alguna ocasión hemos pensado cómo podríamos solucionar esos problemas o procesos de forma efectiva y definitiva?
Muchas veces en nuestros puestos de trabajo nos llegamos a sentirnos frustrados porque nos abruma el volumen de actividades, porque no sabemos como resolver un problema, porque desconocemos un tema en específico o simplemente existen demasiados procesos que hacer para lograr un objetivo. Todas estas cosas nos afectan directamente a nosotros, sin embargo, ¿hacemos nosotros algo para afectarlas a ellas?
Por tradición el cómo hacer las cosas suele ser definido por los líderes de los departamentos dentro de la organización, sin embargo, no existe mejor persona para construir procesos y mejorar actividades del día a día que aquel que las enfrenta realmente. Los líderes pueden hacer el mejor esfuerzo para ayudar al equipo de trabajo a hacer de sus procesos un trabajo eficiente y efectivo, pero el que verdaderamente lo vive es la persona clave para descifrar un buen que hacer.
Todos tenemos el poder y la facultad de mejorar individual y colectivamente nuestro trabajo, pero lograrlo no es una actividad aleatoria e inconexa, se requiere ser creativo e innovador. Estos términos pueden resultar similares, pero no significan lo mismo, la creatividad es algo intrínseco en nuestra naturaleza, es la facultad de crear ideas e imaginar, no necesariamente siempre apegado a la realidad y la innovación es un proceso sistemático y medible de transformar un proceso, producto o servicio con el fin de ser útil e incrementar la productividad.
Seguramente hemos tenido ideas que surgen de nuestra creatividad para resolver una situación o problema recurrente en nuestro puesto de trabajo, pero no ha pasado a mas que eso, que una idea. Esta idea por si misma difícilmente se convertirá en una acción si no tenemos una estructura que respalde su ejecución y mas aún si no tenemos un propósito claro al cual orientar nuestra creatividad y las ideas que de ella surgen. Tener claro un propósito por el que pondremos en marcha nuestra creatividad e ideas es algo fundamental, porque es el norte u objetivo hacia donde dirigiremos nuestros esfuerzos. Frases clave como “Trabajo bien hecho una tan sola vez” denota un propósito claro, el cual podemos apropiarnos y organizar todas nuestras ideas y creatividad para darle sentido a esta frase y apropiárnosla para estructurar un proceso de innovación que se apegue a ella y nos permita mejorar nuestros procesos para ser mas productivos.
La innovación puede resultar un termino que tácitamente evoque complejidad, sin embargo, no necesariamente debe serlo, la innovación puede ser tan simple y sutil que no requiera mas que un papel, un reloj y unas pinceladas de color para mejor un rendimiento, sino veamos el caso de Disney y sus estacionamientos en uno de sus parques de atracciones, ¡los usuarios perdían sus vehículos! en la inmensidad del estacionamiento lo cual provocaba molestias en los usuarios. Esto fue solucionado por la creatividad e ideas del responsable del estacionamiento, quien innovó creando un sistema de tarjetas donde se apuntaba la hora a la que el visitante llegaba, lo cual permitía identificar la zona donde estaba estacionado el vehículo, esto aparte de identificar zonas con personajes distintivos de la marca. ¿Hubo algo demasiado complejo o “ciencia de cohetes” en esa solución?, ¡por supuesto que no!, lo que hubo fue una persona que conoce mucho mejor su trabajo que su propio jefe, identificó un problema, usó su creatividad y generó una idea la cual sistemáticamente la estructuró y se volvió en una innovación para el proceso de control y felicidad de los usuarios del parque, porque ahora ellos no invertirán horas en encontrar su vehículo. Esta innovación es un proceso que hoy en día se sigue utilizando en sus parques.
Ser creativos e innovadores es algo que por naturaleza traemos con nosotros, no reprimamos estas facetas, pongámosla al servicio de nuestros compañeros de trabajo y clientes, no temamos a ser creativos, temamos a seguir lamentándonos con las expresiones que encabezan este editorial.
Busquemos que nuestras exclamaciones ahora sean: ¡Terminé mis tareas del día en menos tiempo de lo pensado!, ¡Me alcanzó el tiempo!, ¡Tengo cosas que hacer, pero todas organizadas y controladas!, ¡Llegaré temprano a casa!, ¡Voy a salir a tiempo con esto!
AG