Mil veces hemos pasado en los grupos de trabajo por el camino de “hoy no quiero pelear, no discutiré por esto” o por la vereda de “vamos a ver como estos se desgastan por algo en lo que no tienen la razón” o por la autopista de “para que me voy a gastar saliva si al final no me hacen caso!”… tristes realidades de el programa: Arquitectos, casos de la vida real (¡¡¡o pónganle la profesión que mas les guste!!!). Lo cierto es que a la mayoría de las personas siempre les gusta tener la razón, les gusta que los demás asientan con la cabeza mientras hablan (que por cierto es una técnica muy eficiente para crear empatía) y les encanta ganar discusiones.
En repetidas ocasiones he estado en discusiones en las cuales cuando alguien no esta de acuerdo con tu punto de vista, te dice: “no, no, no, no, es que no me estas entendiendo, no me estas escuchando!!!” y creen que no estas de acuerdo porque no entiendes su punto. Generalmente, esto no es así. Simplemente no estas de acuerdo con su planteamiento. Y esto genera un malestar al otro lado de la mesa; tienes que estar de acuerdo, te tengo que convencer y debes de asentir cuando te lo estoy explicando, mi idea es genial y debes de aceptarla como verdad absoluta. Sin embargo, debemos de aceptar que cada cabeza es un mundo, y por muy genial que sea la idea que se plantea, no podemos estar siempre de acuerdo en todo, y tenemos que aceptar que los que nos rodean tienen criterio y en muchas ocasiones no están de acuerdo con nuestras geniales ideas. Hay que aceptarlo y manejarlo. Hay que decir: ¡No estoy de acuerdo! Fácil decirlo, difícil hacerlo.
Las discusiones en los equipos de trabajo son sanas y constructivas, siempre y cuando todos partan de la premisa que los que participan en la discusión quieren y buscan el bien común. No se andan buscando protagonismos ni revanchismos.
Ayer estuve en una platica muy buena donde el orador decía: Dios nos dio dos oídos y una boca, tenemos que escuchar mas de lo que hablamos, aprenderemos mas!… Mucha verdad en algo tan evidente.
El chiste no es quedarnos callados hasta que nos toque el turno porque ya se que no estoy de acuerdo con el que expone, el chiste es aprender del que habla frente a nosotros, entender como piensa, aprender de como razona. Tener una escucha activa. Aprender de los demás.
Cuando tenemos una discusión (o intercambios de puntos de vista, si la palabra discusión ya les suena fea) debemos de estar comprometidos con la platica, tener una escucha activa, debemos de ser asertivos y objetivos con el fin de lograr el bien común. Debemos de trabajar como equipo, como un solo ente que jala para el mismo lado.
Es indispensable entender que cada miembro del equipo es un jugador con características especiales y diferentes que hacen que el equipo avance para anotar, cada uno es clave para lograr la meta, cada uno es un engranaje que hace al reloj suizo una maravilla de maquinaria!
Los invito a escuchar activamente y participar de las discusiones, siempre dando opiniones que inviten a la reflexión y a pensar fuera de la caja. Seamos participes de las tomas de decisiones, hablemos desde la razón y el corazón cuando así se nos solicita y siempre busquemos que nuestros pensamientos y acciones ayuden a alguien.
Y si nada de esto queremos hacer, solo hay una cosa mas: NO COMPARTO, ¡PERO ME COMPROMETO! ¡Y a apoyar se ha dicho!
Mariano